martes, 23 de agosto de 2011

Enseñanzas de un mason V: la humildad





08-12-2004 

Auteur : F.B 

El sol debería ser más humilde que la Luna: en efecto, es más sencillo alumbrar de día que de noche.
Esta cita extracta del libro « Dieu et nous seuls pouvons » (Dios y nosotros solos podemos) de Michel Folco. No, no est buscando mis referencias en el divino. Este libro, un poco fábula, un poco novela histórica conta la historia del fundador a pesar suyo, de una dinastía de verdugos, cuya divisa es: podríamos ser Dios y nosotros solos podemos. A meditar, quizás el tema para una próxima plancha. Me parece que esta citación ilustra y representa de la mejor forma el pequeño trabajo que quiero compartir con vosotros esta noche, o por lo menos someteros. La luz no está siempre dónde la evidencia, la creencia popular, o más sencillamente, dónde las costumbres quisieran que este.


La humildad, palabra que parece ser tan anticuada por lo poco que se usa , vuelve en masonería como una locomotora : la humildad del Aprendiz, la humildad del Compañero ( más raro ), la humildad está llamada de nuevo y a veces asestada por unos Maestros Masones, que son bien evidentemente modelos de humildad… todo esto en un contexto en el cual recordamos durante cada tenia nuestra voluntad para mejorar a la vez el Hombre y la Sociedad, en el cual afirmamos el respeto de los demás y de sí mismo como principio fundamental. Reclamar humildad del otro no me parece ir en el sentido de su desarrollo, de su respeto.


Tengo la impresión que pedir al otro humildad (en el contexto masónico) es una manera de protegerse sí mismo, creando una barrera psicológica que estaría representada por la bata blanca, es trasladar la modestia que no asumiríamos siempre, es crear o mantener una relación de dominante a dominado cuya finalidad iniciativa me escapa.
Humildad: estado de espíritu, actitud de una persona humilde, se considera sin indulgencia. Tiene tendencia a rebajar sus propios meritos.
Con esta definición lexicográfica me parece que podemos hablar de humildad franca y sincera a través de « ¿Usted es Francmasón? Mis Hermanos me reconocen como tal. » A través de esta pregunta – respuesta que nos está recordada a cada abertura de los trabajos, se encuentra representado de la mejor manera posible el espíritu que debe animar a un Hermano Masón, es decir el reconocimiento de sí mismo a través del otro, la afirmación de la existencia del otro. No olvidemos que la luz solo existe en el reflejo que le procuran los obstáculos: vemos al otro solamente porque nos devuelve la luz de su imagen: para decir que el otro, a priori obstáculo, puede ser luz, hay solo un paso que atravesé vivamente.
A primera vista podríamos ver también en esa pregunta-respuesta la negación de sí mismo, una petición de humildad hecha e humillación. Con la palabra humillación me refiero a una cierta obligación de renegarse, como si le estaría pedido que se conozca y se afirme tal como es., ocultar una de las herramientas de construcción personal que es la Masonería; humildad que podría sentir más aún el joven Aprendiz que no conseguiría a realizar el alcance simbólico y constructivo del silencio que le imponemos, la comodidad del silencio que tenemos tanta dificultad a dejar cuando pasemos Compañero.
Por suerte, le libro del Aprendiz que nadie ha olvidado, nos reconforta sobre la consideración que nos trae la institución masónica: bajo unas desgraciadamente 
Apariencias a veces engañosas, el francmasón, adversario de la mentira, adonde se esconda, busca en toda cosa como en todo ser, la Verdad. Un poco más lejos en el libro: « el Francmasón debe ser bueno, justo, digno, abnegado, valiente, exento de orgullo y de ambición, libertado de todo prejuicio y de toda servidumbre », aquí estamos más tranquilos. 
Sin embargo no caigamos en el exceso revés que podría incitar a considerarnos como una Elite, peor aún el Elite. No olvidemos que la Francmasonería se analiza en 2 tiempos:
Las tenias, microcosmos de una micro sociedad, fuera del tiempo, pequeño rincón de serenidad, sin pasión. Pero este tiempo está muy limitado; algunos piensan ¡que desgracia! y otros piensan como yo ¡que suerte! porque la vida no está aquí, la francmasonería no es una vida pero una de las herramientas por la Vida.
El resto del tiempo, fuera de las tenias, es cuando nos encontramos en el mundo profano con nosotros mismos. Encontramos gente de valor que no podemos siempre sospechar de ser francmasón ¡¡¡ eso se sabría ! ! !
Hubiera podido hablar de 3 tiempos más que de 2, se hace a menudo. Hubiera podido hablar del tiempo antes de ser francmasón, pero no es el objetivo de esta noche.


Entonces no somos una Elite, ya lo hemos entendido.


Sin embargo el complejo de inferioridad que mi condición de Aprendiz ha o habría podido contribuir a desarrollar o acentuar, la barrera que me separa del complejo de superioridad no está ni lejos ni alta. Y desgraciadamente, Maestro Masón, yo y seré, y mi grado no me ofrece muchos pretiles: ya no más instrucciones, lo que deploro todavía, ya no obligación efectiva de trabajo, este trabajo que afirmamos venerar. Tanto valientes, abnegados, dignos…etc. somos, convencidos del buen sentido del reconocimiento del trabajo, Sabemos todos que es más fácil hablar del trabajo de los demás que ponerse delante la plancha a trazar. Os hablo de mí, yo quien debo espabilarme para repetirme que no puedo, más aún no tengo derecho de aprovechar únicamente de la comodidad de las sillas de madera, a coger lo que me dais por vuestros trabajos sin daros un poco de mí. La casa de los locos, imagen que asociamos mucho a la Francmasonería, y más aún a su vida en el Templo, no puede funcionar, enriquecerse en el tiempo, si todo el mundo no lleva su contribución, tan mediocre creamos definir y apreciar su acabado. La piedra pulida no es una emanación divina, es siempre el fruto del trabajo de una piedra bruta, que creíamos inacabada.


Tengo un pensamiento especialmente dirigido a nuestro hermano Arthur que pasó demasiado rápido al Oriente Eternal. He compartido con él el banco de Aprendiz, y después al banco de Compañero, él se perdía, se preocupaba mucho por su complejo de inferioridad, este complejo del que no esté diplomado. Cuantas veces, cuantos Hermanos le repitieron que llevaba valor, riqueza y que nos privaba de esto por su reserva.
Que los que podrían pensar que sus obras son ininteresantes , y no vacilan a producir, se acuerdan de la mediocridad de este trabajo, para decirse 3 cosas : Primero ¿sería fácil de hacerlo tan bien? Segundo ¿Hacemos un trabajo por sí mismo antes que todo, y de su conclusión y de lo que habremos puesto de sí en el interior, hará que este trabajo es por los demás un poco los suyos? Tercero espero que nadie me desmentirá esta noche, que sea el grado que se percibirá, apreciará, escuchará, entenderá este trabajo, que se hayan aburrido (eso pasa a veces) o que hayan disfrutado...nadie no ha nunca criticado el autor del trabajo... o por lo menos no muchas veces! El parecer no tiene lugar aquí, no encuentra su sitio. Trabajar sobre sí, buscar la verdad, es desarrollar el Ser, el Verdadero, por la oposición al Parecer. El microcosmos que contribuye a crear el ritual es sin sombra, y es aquí toda la fuerza de la Masonería. Dejar sus metales fuera del templo no es una palabra vana y los que olvidarían de dejarlas serán desenmascarados rápidamente y se quedarían muy poco tiempo el único a creer ser lo que quiere parecer. La modestia, así es el enfoque que prefiero a la Humildad. Modestia “calidad que aleja el pensamiento en sí mismo, que no habla de sí con orgullo” nos dice el diccionario. La modestia es para mí una manera de no buscar a alimentar al otro de su saber, es ver al otro como su igual; saber escucharlo, esa calidad es muy compleja a obtener, saber escuchar quien cuando será cumplido podrá ser el Saber hablar; la modestia, es saber decir sin aplastar, mientras la humildad me parece más relevar de no decir para no ser aplastado. La diferencia es fundamental entre una aproximación positiva, respetuosa del otro en su integridad – la modestia-, y la aproximación negativa, reductora de sí – humildad-. La humildad implica la mayoría parte del tiempo, una relación de dominante y dominado, una especie de esclavitud intelectual. Y si el dominante sale indemne de esta relación, no es siempre el caso para el dominado, que guardará siempre unas cicatrices aunque consigue a salir de este estatuto, lo que no dudo en Francmasonería. A la modestia asimilamos la sencillez, en el sentido intelectual de la palabra, considerada como una calidad. A la humildad asociamos muchas veces “el poco de bien” y la deriva por asociación de idea, y desgraciadamente, por estereotipo social, la deriva es muy rápida para ir del poco bien material al poco bien intelectual. La humildad se expresa muchas en el caso del humilde, en el sentido literario de la palabra, es decir al hombre socialmente de clase mediocre...se expresa a través de un sentimiento más o menos de culpabilidad como para disculparse de estar aquí y de respirar el mismo aire que nosotros. Y eso es injusto e insoportable. Así, mis Hermanos, nos tenemos que esforzar para aplicar la modestia a nosotros mismos, trabajamos sobre nosotros, y dejemos de pedir humildad al otro. Si la forma de este trabajo os da la impresión que os doy una lección, ver más la torpeza en lo que he dicho y escrito , percibir mi convicción profunda; es un poco pediros de recordarme estas palabras cuando se me olvida aplicármelas.