lunes, 23 de junio de 2014

El club más sexual de Escocia

En 1732, en una época donde existía una fuerte represión sexual y un victorianismo de la apariencia,se fundó el que era el club más sexual de toda Escocia. Concretamente en la ciudad deAnstruther, en el condado de Fife (si bien tuvo sucursales en Glasgow y Edimburgo).

El nombre del club (modo ironic on) no dejaba lugar a dudas: Antiquísima y Poderosísima Orden de la Bendición de la Mendiga (modo ironic off). Un lugar bien llamativo, sobre al localizarse en un paisaje tan verde e idílico, con reminiscencias del Edén.

La razón de este peculiar nombre para lo que en verdad era un simple puticlub la explica el historiadorGonzalo Ugidos en su libro Chiripas de la historia:

por una vieja leyenda del rey Jacobo V, que tras socorrer a una mendiga se ganó esta bendición: “Que tu bolsa y tu brío no te fallen nunca”. Ni una cosa ni la otra fallaron al rey Jorge II (sí, el sátiro que murió aflojando el vientre), quien siempre que viajaba a Escocia visitaba el club para hacerse unas gallardas en compañía de otros ilustres caballeros pajilleros. Sus primeros miembros fueron funcionarios de aduanas, comerciantes y artesanos. A finales del siglo se incorporaron eclesiásticos y aristócratas. Todos fueron hedonistas onanistas sin culpa ni reproche.


El club no solo era un reducto sexual, sino también una suerte de secta de la masturbación que recuerda al Club de las Pajas que creó el escritor Albert Espinosa en su optimista Mundo amarillo. Y es que los miembros de este club escocés solían situar un plato de estaño, alrededor del cual, en plan litúrgico, un par de docenas de miembros se masturbaban hasta eyacular en el plato (una versión fina el juego de la galleta, vaya).

Luego brindaban con oporto en copas fálicas por una “erección firme y una inserción fina” mientras cantaban canciones sicalípticas. (…) La expresión “pajilleros sin vergüenza” era un grito de libertad intelectual. (…) El símbolo del club era un falo del que colgaba una pequeña bolsa con la leyenda: “Puede pinchar mi monedero, nunca fallará”. Una de las reliquias era una tabaquera que contenía el vello púbico de una de las amantes de Jorge IV, miembro supernumerario del club (el rey, no su amante).


Para los que estéis haciendo las maletas para visitar tan extravagante club, he de comunicaros que éste cerró sus puertas en 1836. Sin embargo, tenéis otra excusa para visitar Escocia: si os acercáis a la preciosa universidad de St. Andrews (el pueblo también merece la pena), encontraréis los últimos rescoldos del club en su museo: las actas de la Bendición de la Mendiga, o la caja de madera del Club e la Peluca, cuyos miembros veneraban una cabellera hecha con el vello púbico de amantes del rey Carlos II.

Un lugar perfecto para custodiar tales reliquias, pues la Universidad de St Andrews también tuvo un rector, durante un corto período de tiempo, que fue uno de los cómicos más célebres de Gran Bretaña: John Cleese, miembro de Monty Python o uno de los protagonistas de Un pez llamado Wanda.

Humor y sexo en St Andrews, además de una de las universidades más bonitas del mundo (cuando la visité me recordó poderosamente a la Universidad de Harry Potter). ¿Se puede pedir más? Y es que Escocia se caracterizó por ser una región particularmente libidinosa y abierta al sexo, dando cobijo a otros clubes semejantes, como el de los Monjes de Medmenham, llamado también Club del Fuego del Infierno, tal y como continúa Ugidos:

Lo que acreditan esos clubes es que había una corriente libertina de la Ilustración que recorría la geografía de Escocia suscitando el entusiasmo libidinoso y desmintiendo que aquellos burgueses y aristócratas se tomaran el sexto mandamiento en vaso largo.

Así de ambivalente es Escocia, y en general Gran Bretaña, en relación con el sexo, como os expliqué más extensamente en otro artículo.