jueves, 18 de septiembre de 2014

¿Deberíamos ver una Escocia independiente?

A unos días del referendum sobre la independencia de Escocia, vemos de Harvard Business Review un análisis de cómo los países pequeños, de los cuales hay muchos en el mundo, pueden sobrevivir economicamente en el mundo.


Nos dicen que, una Escocia independiente tendría 5,3 millones de ciudadanos, y si cuentas sus ingresos petroleros, su Producto Interior Bruto (PIB) per capita se situaría entre Finlancia y Bélgica, esto según las cifras del gobierno escocés (PDF). Escocia estaría situado en el puesto 14 de la lista de países con más PIB per capita, (basado en números del 2012) comparado con el puesto 18 del Reino Unido.

David Skilling, ex funcionario del gobierno neozelandés y enfocado en economías pequeñas dice (PDF) que estas economías consiguen éxito económico si cumplen con dos características, que son las siguientes:

  • Que estén cohesionados, que puedan tomar decisiones políticas de forma rápida y que puedan continuar con estas decisiones.
  • Que tiendan a tomar buenas decisiones, en parte porque son muy conscientes del mundo que les rodea y lo que se necesita para competir en el mundo.

Si lo hacen bien, Sr Skilling dice que países pequeños, como por ejemplo, Dinamarca, Suecia, Finlancia, y Noruega (que también se beneficia de altos ingresos provenientes del petróleo y el gas), aunque podría haber añadido otras, como por ejemplo Suiza y Singapore (no definen lo que es un país pequeños), disfrutan de muchos beneficios sociales y económicos, incluyendo:

  • presupuestos equilibrados
  • superávit en la cuenta corriente
  • con altas inversiones, incluyendo en I+D
  • con buenas infraestructuras

Hay muchos y desastrosos ejemplos de los países pequeños que no lo hacen mal.

No obstante, Escocia también arrastra una situación nada envidiable, incluyendo:
  • sus déficits gigantescos públicos
  • una población que ha envejecido rapidamente.
  • poca diversificación en sus exportaciones, aparte del petróleo y gas.

Jeffrey D. Sachs, profesor de Desarrollo Sostenible, Profesor de Política Sanitaria y Gestión, y Director del Earth Institute de la universidad de Columbia, también ha analizado la conveniencia de una Escocia independiente.

Nos da los cuatro impulsos hacia la independencia escocesa, que son los siguientes:

  1. La cultural: la de proteger y fortalecer la identidad del pueblo escocés.
  2. La ideológica: para mover Escocia hacia una socialdemocracia al estilo escandinavo.
  3. La política: llevar la gobernabilidad democrática más cerca de la gente.
  4. La económica: reclamar una mayor parte del petróleo y el del Mar del Norte.

En su evaluación, profesor Sachs nos recuerda que los países ya no funcionan solos en gran parte de la política nacional y resalta que la mayoría de los temas clave que son vitales para el bienestar nacional, el comercio, las finanzas, el estado de derecho, la seguridad y el medio ambiente, dependen casi más en la integración en las instituciones regionales y mundiales, eso si, si estas instituciones son eficaces.

En una independencia escocesa exitosa, profesor Sachs nos dice que será necesario, no sólo que se lleguen a acuerdos justos con el resto del Reino Unido, en términos de repartos de activos y de deudas, pero también que la Unión Europea (UE) y la OTAN acepten a Escocia como miembro. Muchos no valorarían tanto la presencia dentro ni de la UE, ni de la OTAN.

Siendo una separación acordada, si gana el Si, Escocia tendrá menos peligro de perder su acceso a los flujos internacionales de comercio y de finanzas, que suele ser uno de los peligros de los que anuncian su independencia de forma unilateral.

A ver qué desata el voto del jueves.