viernes, 26 de junio de 2015

Peligro mundial: nadie estará a salvo en la era post-antibiótica

Los antibióticos, uno de los mayores descubrimientos modernos, nos están fallando.


Nuestras sociedades han abusado enormemente de este logro médico y han acabado provocando problemas de resistencia a los antibióticos por parte de los gérmenes, que se extienden por todo el mundo.

De hecho, la resistencia a los antibióticos está siendo considerada ya una de las mayores amenazas para la salud del siglo XXI.

Las conocidas como Superbacterias, como son el Staphylococcus Aureus (MRSA), el Enterococcus (VRE) resistente a la vancomicina, y el multirresistente Mycobacterium Tuberculosis (TB-MDR) están aumentando en todo el mundo y tienen la capacidad de causar problemas de salud graves a escala planetaria.

Staphylococcus Aureus
Y lo que resulta aún más grave, los focos principales de infección de estos poderosos y temibles gérmenes, son los propios hospitales y centros sanitarios.

Según los CDC, Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, cada año en los Estados Unidos, al menos 2 millones de personas se infectan con bacterias resistentes a los antibióticos y al menos 23.000 personas mueren cada año como resultado directo de estas infecciones.

El año pasado, Keiji Fukuda, director general de Seguridad Sanitaria de la Organizacíon Mundial de la Salud (OMS), advirtió de que: “Sin una acción urgente y coordinada de todos los interesados, el mundo se dirige hacia una era post-antibiótica, en la que las infecciones comunes y las lesiones menores que han sido tratables durante décadas, podrán volver a matar”.

Keiji Fukuda
En un artículo reciente sobre el tema, Fukuda insistió una vez más en el asunto, advirtiendo al mundo del peligro que se cierne sobre la humanidad:

“Las infecciones comunes que han sido fácilmente tratables por décadas podrían llegar a ser mortales si el crecimiento actual de la resistencia antimicrobiana sigue adelante. A nivel mundial esto es realmente un gran problema”, dice Keiji Fukuda, director general adjunto para la seguridad de la salud en la OMS. “Estamos viendo reproducirse los mismos patrones de resistencia en todas partes del mundo”.

“Sólo en Europa, 25.000 personas mueren cada año por infecciones que solían ser tratables con antibióticos“, dice Fukuda.

“Algunas infecciones de Staphylococcus adquiridas en los hospitales se han convertido en casi imposibles de curar. Los patógenos que provocan la malaria y la tuberculosis están evolucionando para eludir incluso los mejores tratamientos”.

Mycobacterium Tuberculosis
¿Y esto qué significa? Pues que pronto nadie estará a salvo.

El factor más importante a tener en cuenta, es que cuando un gérmen desarrolla resistencia a los medicamentos en cualquier parte del mundo, esa capacidad se extiende rápidamente a otras áreas y por lo tanto, nadie está a salvo.

La era post-antibiótica ya está aquí.

De hecho, actualmente se está viviendo en silencio una epidemia en algunas partes de la India, donde una epidemia de “superbacterias” resistentes a los antibióticos están matando a los recién nacidos en el país por decenas de miles:


“Hace cinco años, casi nunca veíamos infecciones de este tipo” afirma la Dra. Neelam Kler, presidenta del departamento de neonatología en el Hospital Ram de Nueva Delhi Sir Ganga, uno de los más prestigiosos hospitales privados de la India.

Dra. Neelam Kler
“Ahora, cerca del 100% por ciento que llegan a nuestros centors para tratamiento, sufren infecciones resistentes a múltiples fármacos. Realmente, da miedo”.


Los investigadores dicen que las evidencias son abrumadoras, ya que una parte significativa de las bacterias presentes en la India, en su agua, en las aguas residuales, los animales, el suelo e incluso en las propias madres, son inmunes a casi todos los antibióticos.

Así pues, esto no es una paranoia sin sentido, ni un conjunto de noticias exageradas que solo buscan meter miedo, sino que estamos ante una amenaza real a escala planetaria.

Este es el comienzo de una nueva era. Un escenario inquietante que nos indica que la medicina actual, con todos sus avances, cada vez es menos efectiva ante viejas amenazas.

Esto podría comportar que en un futuro no muy lejano, ya no seríamos capaces de tratar el cáncer o la diabetes, la gente moriría antes, y no habría cirugías seguras o trasplantes de órganos. Asimismo, el coste de la atención médica aumentará drásticamente y hacer frente a las infecciones será un proceso muy serio y costoso.

Y por si eso fuera poco, también debe considerar el hecho de que nuestras fuentes de alimentos también se verán afectadas.


La mayor parte de los alimentos que consumimos en el mundo industrializado: carne de ternera, pollo, pescado y mariscos, así como ciertos cultivos alimentarios, reciben rutinariamente tratamientos con antibióticos.


Estas fuentes de alimentos sin el uso de antibióticos podrían llegar a ser mucho más caras y podrían causar enfermedades exacerbadas en los animales; además, los agricultores tendrían que cambiar sus prácticas de crianza, lo que implicaría un mayor gasto que reduciría sus ya magros márgenes de beneficio.

Los médicos ya están empezando a prepararse para una época en que el mundo ya no usará antibióticos.

La situación se ha vuelto tan grave, que representantes de 194 países se reúnen en la reunión anual de la OMS en Ginebra y han aprobado un nuevo plan global para contrarrestar la resistencia antimicrobiana. Se están haciendo planes para que cada país cuente con un sistema de monitoreo en el año 2017, para controlar la resistencia a los medicamentos.

Este sistema también representará un último intento para reducir el mal uso de los antibióticos en los entornos de la medicina y la agricultura, así como para invertir en nuevos medicamentos. Lamentablemente, el uso de nuevos antibióticos aún más fuertes podrían causar mayores daños al cuerpo y podrían tener el potencial de atacar algo más que las células bacterianas nocivas.

Ante esta posibilidad, los científicos también están explorando la posibilidad de combatir el fuego con fuego, usando a los virus para matar a las bacterias…algo que de por sí produce mucha inquietud.

“Estos virus especializados, llamados bacteriófagos, infectan a las bacterias. Una vez que toman el control de la bacteria, los bacteriófagos utilizan la propia maquinaria interna de la bacteria para replicarse, hasta que la célula bacteriana está llena y luego estalla como un globo.


Otra terapia alternativa prometedora que puede ocupar un lugar central en el mundo post-antibióticos, es el uso de catiónicos o péptidos antimicrobianos.

Los péptidos son como mini-proteínas, y estos antimicrobianos tienen la capacidad de romper las agrupaciones bacterianas mediante la interrupción de la comunicación entre los organismos, para poder matarlos. El beneficio adicional de su uso, es que también pueden estimular nuestros propios sistemas inmunes para que luchen mejor para acabar con la infección”.

Esperemos que el desarrollo de todos estos métodos sea realmente útil y beneficioso.

También nos vendieron las maravillas de los antibióticos y ahora podemos ver las consecuencias de lo que parecían “tratamientos avanzados e infalibles”…

Ahora empezamos a conocer el peligroso fracaso de determinados productos transgénicos.

Por ejemplo, en su momento, empresas biotecnológicas como Monsanto crearon un maiz que producía toxinas bacteriológicas capaces de eliminar la plaga del gusano de la raíz.


Ahora, recientes estudios han demostrado que esas plagas que el maíz trasngénico debía eliminar, no solo no desaparecen, sino que desarrollan resistencia a las toxinas y se vuelven cada vez más fuertes, lo que obliga a aumentar el uso de plaguicidas y productos químicos tóxicos para eliminarlas.


Y ese es un proceso que recuerda poderosamente al desarrollo de las superbacterias resistentes a los antibióticos.

Es cierto que debemos confiar en la ciencia, pero no a ciegas, puesto que es cada vez más evidente que el mundo científico está pervertido y sometido a los intereses de las grandes multinacionales farmacéuticas, químicas y biotecnológicas, que a diferencia de la ciencia, no tienen ningún interés en el bien común.

LA GUERRA DE LAS MEDICINAS ALTERNATIVAS

A otro nivel, la llegada de la era post-antibiótica también puede marcar el inicio de un creciente conflicto entre la medicina oficial de raíz farmacológica y las medicinas naturales o tradicionales, aquellas calificadas como “medicinas alternativas”.

Según los defensores de estas medicinas alternativas, nuestros cuerpos están perfectamente equipados para combatir las infecciones por sí mismos, y a pesar de ello, la mayoría de nosotros ya no confiamos en los medios naturales para lograrlo, especialmente en el mundo occidental.

Estas medicinas alternativas buscan básicamente darle a nuestros cuerpos la oportunidad de luchar contra la infección antes de recurrir al uso de antibióticos, mediante una correcta alimentación.

A modo de resumen, en muchos medios alternativos se habla de al necesidad de reforzar al resistencia del propio cuerpo a través de productos naturales y herbarios con poder antibiótico, como son:

·Plata Coloidal

·Nigella Sativa

·Miel

·Canela

·Jengibre

·Aceite de orégano

·Aceite del Árbol del Té

·Ajo

·Equinacea

·El sello de oro


Sin duda, mucha gente creerá que las plantas y los productos naturales no tienen ningún efecto a la hora de tratar grandes enfermedades y probablemente tendrán razón con ello.

Pero si hay una cosa segura es que ante cada vez un mayor número de infecciones, el uso de los antibióticos, no solo resulta inefectivo, sino que refuerza aún más el poder de los gérmenes, hasta el punto de que se puede afirmar que en la actualidad, el uso de antibióticos representa casi un suicidio.

Literalmente podrìamos decir que estamos jugando a la ruleta rusa y que con cada pastilla de antibióticos que ingerimos, añadimos una nueva bala al tambor, con la particularidad de que esa bala impactará en la cabeza de todos y cada uno de nosotros.

Así pues, la próxima vez que tengas una infección leve o un simple resfriado, intenta utilizar algunos de estos productos naturales…no es solo tu salud la que está en juego: ahora está en juego la salud de toda la humanidad.